Sabías que los aromas que nos entrega un vino se pueden clasificar en aromas primarios, secundarios y terciarios o bouquet?
Los primarios son los frutados y provienen de las variedades de uva utilizadas. Los secundarios son los que le fueron otorgados por el proceso de
fermentación alcohólica o malo-láctica y finalmente los terciarios son los que se hacen presente gracias al proceso de envejecimiento.
El enólogo trabaja en complementar estos tres aromas y manejarlos con el objetivo de obtener el perfil de vino que busca.
La crianza transforma, renueva, corrige, refina, pero dentro de las posibilidades que permite el vino nuevo. Es decir, algunas veces los riesgos de
degradación son subestimados en relación con la sobreestimación de las mejoras potenciales.
Como una de las consecuencias del envejecimiento se produce la pérdida del color rojo rubí característico de un vino joven y la degradación del
mismo hacia los tonos amarronados hasta los teja en los tintos y en el caso de los blancos el color pasa de unos reflejos verdosos y dorados,
prácticamente incoloro, a un color intenso de amarillo oro con el paso del tiempo.
Si quieren percatarse de los cambios de color de un vino tinto y ver las diferencias entre uno joven y otro envejecido basta con abrir una botella de Rincón Famoso de las Bodegas López y luego compararlo con algún vino tinto joven del año 2012 por ejemplo con una copa inclinada sobre un fondo blanco.